Requiem

Algunas veces sentimos que un pasado nos empuja con fuerza a nuestra nueva vida sin soltarnos de un tobillo, obligandonos a añorarlo.

En la vida de todos nosotros hay ciclos que cerramos constantemente, hay momentos dolorosos que terminan con nuestras decisiones e ilusiones pretéritas. Concedemos el nombre de plan a muchas ideas que parecen promesas del futuro, conciliamos el sueño por las noches al expandir esos planes.

Recientemente ocurrió en mi vida que la realidad alcanzó uno de los planes a los que había puesto especial empeño, hoy es tiempo de un requiem para mi sueño, de sacudir los restos de nube de mi ropa, levantarme y seguir andando. Un par de ojos aún enrojecidos son la secuela del dolor de desprenderme. Parece que fue ayer que estaba así por alguien más, y se ven tan lejanos los momentos en que mi mente estaba despejada de estas distracciones.

Todos aquellos con los que he platicado dicen que es una etapa transitoria, lo se de sobra. Hay quien afirma que regresará el momento de la unión con ella. Hoy lo dudo. Mi alterada intuición me ofrece un presagio ondulante que a ratos tiene a ese pasdo besando mis labios y otras besando los de alguien más.

Lo que queda para hoy son las decisiones para construir lo que se convertirá en mi nueva vida, lo que queda para nosotras es separar lo que aun hay en nuestro barco, repartir a partes iguales y olvidar lo antes posible las heridas que ya no sirven de nada.